De abogada a dev: ¿Cómo fue mi transición de carrera?
Para esa clásica pregunta de “¿qué vas a ser de grande?”, siempre tenía lista la respuesta: Abogada. Entré a la universidad con la certeza de que construiría una carrera profesional en el campo legal y, durante la universidad, traté de aprender sobre diferentes campos de actividad para elegir el que más me convenía. Cerca de graduarme, decidí incursionar en el campo del Derecho Electrónico, un área nueva y poco conocida en los pasillos de la universidad.
Derecho y Tecnología
Mi primer paso fue buscar más conocimiento sobre tecnología, ya que necesitaba entender en profundidad el área que me proponía defender. Me matriculé en un curso técnico en Sistemas de Información y fueron dos años del curso los que me hicieron considerar la posibilidad de cambiar de carrera. Al final del curso, terminé siendo nominada para un trabajo como desarrolladora y seguir la carrera comenzó a ser un poco más prometedor.
Sin embargo, ese primer trabajo fue bastante caótico. Me incorporé a un proyecto gigantesco, con tecnologías que aún no dominaba y, como agravante, el proyecto casi no contaba con el apoyo de los demás sectores de la empresa. Estaba sola, trabajando en un gran proyecto y en un momento en que las comunidades para compartir conocimientos aún estaban en pañales.
Fueron los meses más duros de mi vida profesional. No conocía el término en ese momento, hoy me doy cuenta que padecía el Síndrome del Impostor, porque comencé a creer que ser desarrolladora no era para mí.
Cuando decidí renunciar, los comentarios que recibí fueron que realmente no estaba hecha para ser desarrolladora y que debería dejar esa carrera y volver al campo legal. Fue un balde de agua fría que no le deseo a nadie.
Dejé la programación a un lado por un tiempo y me concentré en mis esfuerzos profesionales como abogada. De ahí en adelante, fueron diez años probando diferentes fórmulas de trabajo, cursos de administración y educación, algunos cambios de trabajo, pero sin sentirme realizada profesionalmente.
¿Desarrollador por hobby?
La programación durante este período se convirtió en un pasatiempo. Participaba en algunos eventos locales, intentaba aprender alguna que otra tecnología nueva, pero siempre con la sensación de que no estaba hecha para ser desarrolladora.
El giro clave fue en 2018 cuando asistí a un evento dirigido a mujeres en tecnología. Ese día, me di cuenta de que:
- Hay muchas mujeres dispuestas a apoyar a otras mujeres,
- Desconocer una u otra tecnología es normal,
- Necesitamos un equipo que nos apoye, y
- Está bien pedir ayuda.
Reposición en el mercado
Entonces comencé un camino de dos años en busca de una nueva primera oportunidad como desarrolladora. Hubo varios cursos de actualización y muchos “no”. Durante una tutoría, descubrí que no me llamaron para entrevistas porque mi currículum contenía la información de que era abogada y eso asustaría a los reclutadores. Confieso que me quedé anonadada. Ser abogada es parte de mi historia, pero el mercado no estaba preparado para una transición de carrera como ésa. Fue necesario omitir la información para comenzar a ser llamada a entrevistas. A finales de 2019, obtuve mi nueva oportunidad en una empresa de tecnología con el cargo de Soporte de Desarrollo.
Pasé un año trabajando en la base de datos, investigación de errores y pruebas manuales. ¡Aprendí mucho! Estuve en contacto directo con los desarrolladores y con el producto. Pasado algún tiempo, asumí más responsabilidades hasta que me invitaron a convertirme en Desarrolladora Frontend.
3 años después…
Hoy, cumpliendo 3 años en el área de tecnología y 2 como desarrolladora, puedo decir que sí tengo facilidad para programar. Mirando mi trayectoria, me doy cuenta de que cuando me dijeron que no estaba hecha para ser desarrolladora, el problema no era yo, sino la falta de apoyo para el proyecto y los involucrados.
Hoy, además de trabajar con algo que me gratifica profesionalmente, entendí que puedo (y debo) pedir ayuda. Y todo desarrollador, novato o no, necesita ese apoyo, saber que tiene un equipo en el que puede confiar y que no necesita saberlo todo.
Comenzar una carrera no es fácil y decidir hacer una transición de carrera es mucho más complejo, pero con mucha dedicación y autoconocimiento es más que posible.
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